La historia detrás del nombre

por Regia

Los logos, emblemas y escudos que acompañan el packaging de algunas de nuestras marcas preferidas esconden muchas veces una bonita historia detrás. Anécdotas, circunstancias familiares, simple capricho a veces, u homenajes a la ciudad de origen. Hemos elegido diez firmas presentes en Regia (en nuestra web, como sabéis, está disponible el listado completo: www.regia.es) y nos hemos acercado con una lupa a sus insignias.

ACQUA DI PARMA

Arquitectura medieval, bosques que rodean la ciudad, un precioso Duomo y un Palacio del Gobernador (en la plaza Garibaldi) de un color amarillo yema que los fans de la casa reconocerán al instante: es el mismo tono de los envases de esta firma clásica. Acqua di Parma es “Italia” al 100%: elegancia, creatividad, entusiasmo, artesanía. La botella, de líneas puras, se inspira en el art déco, y la caja cilíndrica que guarda el perfume (ellos la llaman ‘hatbox’, por su forma parecida a las sombrereras) se elabora a mano. La composición de su agua de colonia no ha cambiado desde su creación en 1916. Parma es, por cierto, la ciudad que vio nacer a Giuseppe Verdi y a Bernardo Bertolucci.

COURRÈGES

Uno de los nombres más olvidados del mundo de la moda, a pesar de su talento inmenso. Quizá por su independencia férrea (nunca quiso abrir tiendas más allá de su parisina de François 1èr, y fue cauteloso con las licencias), Courrèges ha sido siempre un secreto a voces sólo para europeos en general, franceses en concreto y también japoneses, siempre atentos al talento. Futurista, moderno, rupturista, obsesionado con el buen hacer de la costura mezclado con la agilidad del prêt-àporter… y obsesionado con el color blanco. Su tienda francesa tiene un tragaluz-patio de ese color, que tiempo después inspiraría el tout blanc de Martin Margiela. La línea de belleza de la casa Courrèges sigue esa línea sixties de formas redondeadas y limpias.

ISABEY

Muchas casas de perfumes nacen con un espíritu eminentemente unisex, pero Isabey fue hiperfemenina desde el principio de su fundación, en 1924. En sus composiciones, en sus envases (como Fleur Nocturne), en su tipografía manuscrita y tímida, en las formas redondeadas y pequeñas, en el nombre (homenaje a Eugène Isabey, pintor romántico y torturado) y en un modo de hacer siempre discreto, meticuloso, delicado y suave.

CHANEL Nº5

Muchas mujeres que llevan sus icónicos bolsos o visten sus fragancias ignoran que la doble C opuesta, uno de los logos más famosos de la historia, no sólo aludía al nombre de su fundadora (Coco Chanel) sino también a un dibujo similar de una cristalera de la capilla de Aubazine, el pueblo del orfanato donde creció la pequeña y espabilada Coco. Las monjas visitaban semanalmente la iglesia, y la niña debió pasar muchas horas muertas fijándose en aquella vidriera. Otra teoría dice que se inspiró en el sello de Catalina de Médicis, que también usaba una doble C como firma (Candidior Candidis: la más pura entre las puras). Aún hay otra hipótesis: el emblema se inspiraría en uno del Châteuau Crémat, residencia en Niza de una de las mejores amigas de Coco, la americana Irène Bretz.

ROBERT PIGUET

Los iniciados en este bello mundo de la perfumería nicho reconoceríamos a una milla un envase que lleve la firma Piguet. Lacado en negro, estilizado y sobrio, tal como eran muchas veces los diseños del couturier. Porque el suizo Piguet –por si no lo sabían- empezó en las finanzas pero acabó en la alta costura, trabajando bajo la batuta de Paul Poiret, uno de los más grandes modistos de la historia. Robert era muy activo socialmente, hablador y festivo. De aire aristocrático, fue un gran amigo de Colette y Cocteau, y tuvo la audacia de bautizar su perfume más emblemático con el nombre más extremo posible: Fracas. Él definió así a su clienta ideal: “Tiene una adherencia estricta al buen gusto, y le horroriza el lugar común”.

BOADICEA

Boudica (el nombre de la casa de perfumes prefirió la declinación latina) fue la reina de los icenos, una tribu celta. Alta, de voz áspera y mirada feroz, cabello pelirrojo hasta la cadera y un grueso collar de oro (que entre los celtas designaba a la nobleza), tenía además un nombre que marcaría su destino: “boadicea” significa “victoria”. Así las cosas, la casa inglesa de perfumes eligió a esta singular mujer para su nombre, y homenajeó su origen celta en el metal grabado de la botella. Todas sus fragancias son unisex.

AGUA DE COLONIA 1916

Uno de los pocos envases que tiene el honor de haber estado alguna vez en casi todas las casas de nuestro país. Icónica y de fórmula intocada a través de los años, uno de los aciertos de Myrurgia (hoy en Puig) fue ‘ennoblecer’ el envase con una imagen evocadora y elegante, imbuida por el estilo art déco de la época. La casa, fundada por el escultor noucentista Esteban Monegal, no era sólo un negocio: su autor quiso que fuera un espacio de creatividad. “Mi abuelo ideó un armamento de productos que constituyó un armamento de seducción”, explica el nieto, Ramon Monegal, también perfumista. Algunos de los artistas que colaboraron con Myrurgia fueron Eduard Jener, el vidriero Julien Viard y fotógrafos como Josep Sala, Pere Català o Ramon Batlles.

LUBIN

Pierre François Lubin nació en 1774, y cuando sólo tenía diez años fue enviado a estudiar perfumería en Grasse. Allí se quedaría seis años, hasta que ya adolescente llega a París para convertirse en la mano derecha de uno de los grandes: Jean-Louis Fargeon, el perfumista de la corte de María Antonieta. Años más tarde, Lubin abre su propio negocio y lo llama Au Bouquet de Roses, en honor al aroma preferido de la reina. Tras la revolución, Lubin incorpora a su etiqueta el ‘Aux Armes de France’, el escudo real que más tarde le serviría para convertirse en proveedor del Rey de Inglaterra Jorge IV o el zar Alexander I de Rusia. Lubin fue relanzada en 1998 por el francés Gilles Thevenin,  que quiso conservar en su imagen de marca el refinamiento de los envases originales.

PENHALIGON ’S

Esta casa londinense, reconocible por su lazo de gros grain anudado a mano en el tapón del envase, luce en su botella transparente no uno sino dos de los sellos más codiciados por las marcas: la Royal Warrant, concesión que una familia real (en el caso de Penhaligon’s, las de Edimburgo y Gales) da a un proveedor, legitimándolo así y haciendo subir enteros su caché y valor. Como dice el estupendo lema de la casa: “Original scents for the discerning eccentrics of today”.

JULIETTE HAS A GUN

El nombre (“Juliette tiene una pistola”) y la imagen (envases con colores flúor, punto de cruz, influencias punk) responden al plan dominador mundial de Romano Ricci, joven creador de apellido ilustre (su abuela fue Nina Ricci). La Juliette del nombre no es sino la Julieta de Shakespeare. “Armada”, dice él, “pero no sólo de buenas intenciones; sigue siendo una romántica, pero esta vez viene preparada”. Altas dosis de sentido del humor en el bautismo de los nombres (Calamity Jane, Lady Vengeance, Anyway, Mad Madame) y una imagen gráfica en consonancia para un público muy claro: bloggers, fashionistas, víctimas de las  tendencias, ratoncillas de biblioteca, intelectuales seductoras…

[Artículo publicado por Marta Domínguez en la Revista de Perfumerías Regia]

 

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