La vuelta al Mundo en 20 Perfumes

por Regia

Verne nos dejó en herencia muchos relatos, pero uno de los preferidos de esta casa es ‘Le Tour du Monde en Quatre-vingts Jours’ (1872), que aquí conocimos como ‘La Vuelta al Mundo en 80 días’. El británico Phileas Fogg, su ayudante francés Passepartout y la bella hindú Mrs. Aouda conforman una aldea global avant la lettre, un bonito alegato a favor de la mezcla de culturas, la lealtad y un mundo que si entonces parecía más accesible gracias al tren y el coche (para el avión aún faltaban décadas), hoy a muchos se les queda pequeño.

Quizá de ese apego por los viajes y las aventuras nace nuestra otra pasión: los perfumes. ¿Qué es un perfume, sino un viaje sin moverse del lugar? Tomamos el envase en nuestra mano, lo destapamos con ceremonia y lo que sucede entonces es un cortocircuito en toda regla, un calambre de recuerdos.

Unos ven playas y dunas, tardes de siesta a la sombra de olivos. Otros recuerdan a su madre, a su abuelo, a su primer amor. Ryokans con olor a cedro, inciensos de iglesia, mercados sicilianos. O, mejor aún: una historia por construir. Perfumes que nos huelen a nuestro yo futuro, aromas con los que nos atreveremos a cambiar de vida, a enamorarnos de nuevo, a mudarnos de ciudad. Esta es nuestra particular vuelta al mundo en 20 perfumes, una ruta que no empieza ni acaba nunca, sino que tiene variables infinitas y a la medida de la biografía de cada uno.

El viaje empieza, por supuesto, en nuestra ciudad. Essència Barcelona (35€ 200ml.) huele a hoja verde, vetiver y musk y resulta enérgico, sibarita y equilibrado, como el barcelonés. Necesitamos un cambio de aires radical, y cogemos un avión a Tánger. Nuestra puerta a África será, cómo no, el superventas Bal d’Afrique (Byredo, 150€ 100ml), con cálendula, cedro, jazmín, cedro de Marruecos. Un avión y, hop, Egipto, con Luxor Oud (Memo, 160€ 75ml). El peso de la historia, amaneceres emocionantes, el Nilo huelen a aceite de mandarina, rosa absoluta y oud.

La entrada a Europa será por el sur de Italia. Aqua Universalis (Maison Francis Kurkdjian, 175€ 200ml) es puro Mediterráneo: fresco, sensual, florido gracias a la cidra de Sicilia, la bergamota de Calabria y el lirio de los valles. La siguiente parada es en Córcega, en recuerdo a Napoléon. Aventus (Creed, 200€ 75ml) es un tributo a la fuerza, el poder y la personalidad del estratega. Todas sus notas tienen que ver con la biografía del general de Ajaccio: la manzana de Calville, la piña real, la grosella negra, el musgo de roble. Para homenajear a nuestra inspiración, seguimos hacia la tierra de Phileas Fogg, hombre puntual, reservado y escrupuloso. Phileas se emocionaría recordando su niñez en Londres con Saint Clement’s (Heeley, 120€ 100ml), un aroma unisex (cítricos y Earl Grey) que toma su nombre de la primera estrofa de una vieja nana: “Oranges and lemons / Say the bells of Saint Clements. You owe me five farthings, say the bells of Saint Martin’s”. De la misma ciudad es el Blenheim Bouguet de Penhaligon’s (115€ 100ml), clásico entre clásicos gracias al limón, la lavanda y el almizcle amaderado.

Leemos a Balzac en el trayecto de tren de Londres a París, y para cuando nos damos cuenta ya estamos en la ciudad de Portrait of a Lady (Frederic Malle, 250€ 100ml). Extravagante, sofisticado, caprichoso, muy intenso: a medida de los parisinos. Esencia de rosas, pachulí, canela, sándalo: no apto para débiles. Las mil y una noches a orillas del Sena. Dejar París es duro, pero el paisaje suizo bien lo vale. A orillas del lago Leman destapamos Ys Uzac Metaboles (150€ 100ml), una fragancia creada en el país helvético con gálbano, hiedra, hojas de tomatera, geranio, menta y regaliz. Verde, verde, verde como el paisaje que nos rodea. Llevamos casi la mitad de la ruta hecha, y el cuerpo nos pide algo alejado de la sobriedad centroeuropea, así que buscamos la modernidad, el choque de culturas y la presencia del arte en Moscú, donde compartimos red de metro con sus doce millones de habitantes. Nos hipnotiza el contraste entre las generaciones más ancianas, serias y resignadas, y los muy jóvenes, enloquecidos con los móviles, como en cualquier otra megaciudad del primer mundo. Olfactive Studio quizá se inspiró en ellos para Selfie (130€ 100ml), empleando ante, musgo de roble, pachulí, sándalo y haba tonka.

En Shiraz (suroeste de Irán) nos acompaña en el equipaje Arabian Breed Hamdani (Parfums de Marly, 195€ 125ml), un perfume parte de una serie dedicada a las cinco razas del caballo purasangre árabe. Hamdani es símbolo del poder y la belleza: mirra, incienso, madera de gaiac, miel y clavo, papiro de egipto y styrax. Muy, muy sofisticado. Poco a poco, vamos haciendo camino. Como siguiente destino escogemos India, en concreto el estado de Rajastán, al noroeste: reserva nacional de tigres, pequeñas cordilleras, templos y la precisa ciudad de Jaipur, pintada de rosa como símbolo de hospitalidad. Rajasthan (Etro, 130€ 100 ml) es para espíritus nómadas, poéticos y seductores. Envase en paisley –influencia colonial británica- y notas de pimienta rosa, mimosa, rosa de Damasco, ámbar y almizcle blanco.

Katmandú nos impresiona desde el primer momento: su espiritualidad, la introspección que favorece, las aves con que nos cruzamos, los cientos de templos. La ciudad nos huele a Copal Azur (Aedes de Venustas, 195€ 100ml), que toma su nombre de la resina que se empleaba para honrar a los dioses, también utilizada con fines médicos. Puro incienso. Es un momento para el silencio y la respiración. Todavía impresionados por la huella nepalí, tomamos un avión a otro de nuestros destinos más deseados: la isla de Hokkaido, el Japón rural y desconocido. Lagos de caldera, reservas naturales, grandes bosques, lagunas, osos y grullas, lilas salvajes, puentes milenarios: una belleza tan impresionante que pide bicicleta y senderismo. Todo nos huele a Cedre (Serge Lutens, 126€ 50ml): nardos, ámbar, canela, almizcle, clavos y cedro.

Y de Japón a Nueva York, donde todo nos vuelve a resultar familiar y conocido, a pesar de que llegamos cansados y la ciudad gira a mil revoluciones por minuto. Viajamos tras la huella de Eight & Bob (150€ 100ml) en los paisajes de Nueva Inglaterra. Bahías y pequeños puertos, raíces católicas y tradición, coníferas, casas con balaustradas en el tejado desde donde las esposas vigilaban el lugar donde
trabajaban sus maridos: el mar. En Massachussets nace John Fitzgerald Kennedy. Durante un viaje por la Riviera, conoce a Albert Foquet, y se interesa por su perfume. A la mañana siguiente, el francés deja un envase en el lugar donde este se hospeda. En pocos meses, Foquet no para de recibir pedidos de Hollywood, como Cary Grant o James Stewart; Joseph, padre de John, tenía buenas conexiones en la industria cinematográfica.

De Nueva Inglaterra saltamos a la vecina Montréal, y en pocos cientos de kilómetros cambia todo; el espíritu, el clima, la lengua, la vegetación, el ‘mood’. La mezcla de culturas de la ciudad casa bien con el evocador Journey (Amouage, 320€ 100ml), un perfume exótico, elegante y trotamundos con nuez moscada, jazmín, mimosa, cedro y vainillla. Tras tantos días fuera, empezamos a hacer un poco más caso a esa vocecilla interior que echa de menos nuestra biblioteca, nuestro sofá, nuestros desayunos en la terraza.

Es hora de empezar a perfilar el regreso, así que volvemos a la península por el sur: Sevilla, concretamente. Luz blanca, la Giralda, el puerto, sandalias, la preciosa Casa de Pilatos y el omnipresente olor a azahar en esta época del año. Entre Naranjos (Ramón Monegal, 120€ 50ml) es unisex, fresca, seductora, un poco gamberra. Huele a piel de naranja, azahar, hojas verdes, savia de madera de naranjo, neroli, ámbar. Subimos hacia el norte por levante en coche, remoloneando porque sabemos que esto se acaba. Las tardes largas, las pequeñas fondas donde paramos a comer, los merenderos y los campos de frutales nos recuerdan a la fragancia #1 de Rosendo Mateu (135€ 60ml). Paisajes que huelen a brisa marina, romero, tomillo, lavanda, limón verde. Pero, como en todo horizonte, también hay profundidad de perspectiva: siguen las notas de muguet, flor de te, sándalo, iris y musc blanco.

Volvemos a casa con una extraña mezcla de maletas llenas, espíritu ligero, cuerpo pesado, mirada despierta. Cuántas cosas increíbles hay ahí fuera, lejos y cerca; sólo basta tener curiosidad y respeto. Los perfumes nos enseñan a amar la diversidad, la mezcla, la riqueza de la pluralidad: la gracia es siempre la suma de ingredientes. Y, como dice el refran, roda el món i torna al Born, así que al dejar las maletas en casa hacemos exactamente eso. Nos duchamos y perfumamos con El Born (Carner, 95€ 50ml), un perfumerelato sobre la vida entre piedras medievales, balcones, pastelerías, visitantes y Santa Maria del Mar. ¿Cómo se consigue esa vitalidad y carácter? Con limón, bergamota, miel, higo, heliotropo, vainilla de Madagascar, sándalo y almizcle. Camisa blanca, jeans, espardenyes, y a caminar de la mano por las callejuelas de ese barrio.

Estamos, por fin, en casa.

[Artículo publicado por Marta D. Riezu en la Revista Regia Primavera 2016]

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